En Beniaján, a pocos minutos del centro de Murcia, el restaurante Rincón Huertano se ha consolidado como un clásico imprescindible para quienes buscan cocina tradicional murciana en un entorno cuidado y generoso.

Rodeado de jardines, terrazas y árboles frutales, ofrece un espacio versátil, ideal tanto para comidas familiares como para grandes celebraciones.

Fundado en 1992 por el matrimonio formado por Manolo Arnau y Conchi Marín, el proyecto ha crecido sin perder su esencia. Aunque ambos siguen implicados en el día a día, es la siguiente generación quien toma el relevo: sus hijos, uno de ellos arquitecto, comparten la gestión del restaurante y, en ocasiones, incluso participan en cocina.


El complejo destaca por su amplitud y riqueza de espacios: 14 salones, zonas ajardinadas, terraza, barra y áreas infantiles, con capacidad para acoger desde bodas y comuniones hasta eventos corporativos de más de 3.000 personas.

Todo ello salpicado de pequeños rincones con encanto que lo convierten en una suerte de museo etnológico (aperos de labranza, trillos…) que incluye una casa-museo huertana, amueblada con antigüedades.

En el corazón del recinto se encuentra el restaurante original, aunque el actual es fruto de sucesivas ampliaciones, envuelto por una frondosa arboleda frutal.

La propuesta gastronómica se basa en producto local y de temporada, con ingredientes del propio huerto ecológico y una estrecha colaboración con productores del entorno. Una cocina que respeta el recetario murciano, sin renunciar a ciertos guiños creativos.


Su carta incorpora materia prima del mar, como los salazones o pescados del mar Mediterráneo. Platos como el zarangollo, el pastel huertano con foie o el pisto de verduras destacan por su sabor auténtico y su presentación sin artificios.

No faltan las opciones de cuchara —guisos, arroces cocinados a la leña— ni las carnes tratadas con mimo, como el cabrito al ajo cabañil.


Para terminar, postres típicos como el paparajote (la hoja tierna de limonero rebozada), el pan de calatrava o la leche frita, preparada a la vista del comensal, con helado casero de turrón.

Rincón Huertano no busca sorprender con innovación, sino convencer con calidad, constancia y una fidelidad total a la cocina de la tierra. Y lo consigue. Un lugar sincero, acogedor y orgulloso de su origen, donde cada bocado sabe a paisaje, tradición y memoria.
