Lo primero que se debe decir es que está recién abierto de la mano del restaurador Javier Parrilla y es hermano del restaurante El Chaflán de Luceros, una de las esquinas más codiciadas de Alicante en las mascletás de las Fiestas de San Juan en el mes de junio. Y su terraza, en cualquier época del año.
Lo segundo es que, si el primero ha conseguido ser una de las barras de referencia en Alicante, éste también lo conseguirá. Si lo ha conseguido, ha sido por servir una gran materia prima cocinada con los puntos de cocción exactos para no desvirtuarla y las técnicas precisas para ensalzar su valor. En este local, el encargado de llevarlo a cabo es el cocinero Ángel Uró, gallego de nacimiento, pero con gran experiencia en la cocina alicantina.
Lo tercero es que los torreznos, entre otras cosas, ¡son de morir! y se quedan como plato para mi memoria.
Lo cuarto es que la bodega es de muy cuidada selección y el resultado de quien, seguramente, la asesora: un gran sumiller de la Comunidad Valenciana.
Lo quinto es el cuidado interiorismo y la insonorización que dan, como resultado, un ambiente muy agradable.
Lo sexto y último es que no defrauda: es de visita obligada y, además, necesaria, en mesa o en barra, para entender la gastronomía alicantina que van a disfrutar mucho.
Muy recomendado.