Si usted tiene la fortuna de poder navegar y recalar según sus deseos en algunos de los puertos más atractivos de la costa mediterránea, no dude en llevar su barco hasta la Marina Greenwich de Campomanes, un enclave privilegiado cerca de la costa alicantina de Altea. Aquí podrá mezclar varios placeres: navegar por unas aguas tranquilas y luminosas y comer en las instalaciones de Restaurante Club Náutico.
En realidad, no es necesario llegar hasta estos luminosos salones en barco. Es solo un placer añadido. Disfrutan igualmente aquellos que se sumergen en las propuestas gastronómicas de este restaurante que, desde hace algunos meses, ha sorprendido a los amantes del buen comer por el nuevo impulso que ha cogido de la mano del empresario PhilippeBenoliel.
“Nuestro proyecto es crear varios espacios para diferentes momentos, ofrecer un menú degustación de alto nivel y hacerlo compatible con una carta en la que haya pescados frescos, mariscos de calidad y una lista muy selecta de arroces”.
El menú degustación es una cascada de sensaciones y sorpresas. Es bastante extenso, así que voy a destacar algunos de los platos más impactantes: Flor de tinta de calamar con tartar de gamba roja; Brioche tostado con trufa, caviar y foie a baja temperatura; Ensalada líquida con ventresca en escabeche de plancton; Anguila con crema de brioche, levadura y toffee de ajo con habas tostadas a la llama; Pastrami de prensa ibérica con cebolla tostada y un delicioso Arroz con bogavante reducido con espuma y piñones.
Detrás de este despliegue de creatividad y sabor está el talento de MiguelRivas, el chef de Restaurante Club Náutico, que nos desvela cómo es su proceso creativo.
“Me imagino nuevos platos dependiendo de cómo me encuentre en lo anímico, en el clima, y también me inspiro en el día a día, en lo que me ofrecen los proveedores, en ese momento mi mente empieza a trabajar, voy buscando combinaciones que no sean usuales, que aporten algo al producto principal”.
Y ya lo creo que lo consigue: Vieira con café, Pluma con chocolate…
En cuanto a la carta convencional, estamos en un establecimiento que cuida especialmente la calidad del producto, siempre de proximidad, y que tiene una amplia gama de pescados y mariscos, así como una serie de arroces que no dejan a nadie indiferente.
El origen francés del dueño se deja notar en un llamativo surtido de la muy famosa “Pâtisserie Française”, y una amplia gama de quesos franceses según la temporada.
En cuanto a la bodega, hay una magnífica selección de blancos, algunos precisamente de la tierra valenciana, unos sugestivos tintos y alguna referencia francesa que puede potenciar la comida hasta el infinito y más allá.
Como responsable de sala de este emblemático lugar descubrimos la elegancia y el buen hacer de Francisco Javier Gómez Sánchez que nos describe la ambición de este proyecto.
"Este es un lugar privilegiado, al que hay que venir con un propósito, queremos que este restaurante se coloque en el sitio que se merece”.
El camino para conseguirlo, la magnífica cocina y una esmerada atención al cliente en un enclave de lujo se complementan con una interesante oferta de copas, cócteles, espectáculos musicales, “Finger Food”, e incluso paseos en barco. Todo lo necesario para disfrutar de una experiencia muy cercana a la douceur de vivre, como dicen los franceses.