Si usted ha tenido la suerte de conocer y disfrutar de las Fiestas de Moros y Cristianos de la Vila Joiosa, sabe bien de qué estoy hablando. Una bebida intensa, aromática, estimulante y refrescante a la vez, que se ha convertido en un símbolo de la creatividad vilera y que se ha instalado en la gastronomía autóctona, mezclándose con otros sabores muy diferentes y asentándose como un aperitivo que se puede degustar a cualquier hora.
El Nardo, una mezcla de café granizado y absenta, tiene ya carta de naturaleza y forma parte de la tradición y de la idiosincrasia de esta localidad, aunque sus orígenes son relativamente recientes. Según una famosa leyenda, con todos los visos de ser cierta, el Nardo nació en el Café Mercantil, un establecimiento con solera que todavía puede visitarse en la Vila Joiosa.
“Gloria Laso, una famosa vedette, actuó un día de un año de la década de los 50 en el teatro Principal, en Alicante”, nos relata Jaume Lloret, ex alcalde de la Vila e hijo de “Luis el del Mercantil”,” y varios vileros fueron a verla. “Cuando volvieron, alegres por la experiencia, siguieron la juerga en el local de mi familia y empezaron a cantar la canción de los “Nardos, Caballero”, mientras mezclaban alegremente el café y la absenta”.
Pura alquimia. Mezcla intuitiva de principios no llamados a entenderse. En la ciudad del chocolate utilizaron café y emplearon la absenta, una bebida proscrita, prohibida durante años (ahora no) y con fama de diabólica que había llevado al delirio a muchos artistas.
Vincent Van Gogh era un asiduo, por no decir un adicto, y fueron famosas sus borracheras tan violentas como apasionadas con Paul Gauguin, regadas con botellas de absenta que transformaban la mente y los colores. Los surrealistas franceses decían que volvían a Paris para reencontrase con “Lo Verde”, es decir, beber absenta y jugar al billar.
Peligrosa bebida. Quién la probó, lo sabe. Por eso es primordial la dosificación. “El secreto del Nardo consiste en la exactitud de la proporción”, nos explica Juan Álvarez, actual barman del Café Mercantil. “La bebida es una mezcla en cierto modo antagónica y explosiva, una bebida espirituosa como la absenta y un estimulante como el café. Las cantidades a mezclar definen el toque personal de cada barman”.
“Es una bebida alegre y corta, es decir, los recipientes suelen ser pequeños, y es muy versátil”, nos comenta Jaume Lloret. “La puedes tomar con los postres o antes de comer, incluso por la mañana temprano, y también funciona como aperitivo”.
Su capacidad de mezcla y adaptación la han convertido en un clásico. Con almendras, salazones y las tapas típicas de la gastronomía vilera, el Nardo mantiene su personalidad y su sabor. Y no hay que esperar a las Fiestas de Moros y Cristianos. Se puede degustar en cualquier momento en los más típicos locales de la Vila Joiosa.