Suelo caminar por la calle Labradores que conecta la parte baja del “barrio” (casco antiguo) de la ciudad de Alicante con la Plaza de San Cristóbal, ya en la parte alta, fuera del mismo y zona moderna. Es una calle por la que pasan la mayoría de las procesiones de la Semana Santa alicantina. Siempre me fijo en la terraza (en la que no se admiten reservas) y en el interior del restaurante La Tasca del Barrio, con todas sus mesas ocupadas, tanto de día como de noche.
¿Cuál es el secreto de La Tasca del Barrio?
El restaurante deja una impresión tan positiva que los visitantes extranjeros no dudan en recomendarlo al regresar a casa, convirtiéndolo en un secreto bien compartido entre viajeros.
Un interiorismo rústico muy acogedor, con paredes vistas de la piedra original del edificio que data el año 1885.
Su atento propietario, Jesús Esteban López, aunque ahora centrado en tareas de gestión y dirección de sala, es cocinero de formación en el CDT de Alicante y ha trabajado en dos restaurantes prestigiosos de cocina tradicional alicantina: el Racó del Plá y el Govana.
La Tasca del Barrio ofrece una carta donde se puede comer a base de tapas y montaditos -con unas croquetas y un guiso de albóndigas muy recomendables-, o bien tomar estas como entrantes para continuar con alguno de sus arroces, de los que cocinan hasta doce variedades, tanto de mar como de tierra.
También destacan sus carnes, como el Black Angus o el secreto ibérico.
De los arroces, cabe recomendar uno muy alicantino que no suele verse en cartas de restaurantes: el de ceba (cebolla) y atún fresco.
Los postres, por su parte, son muy golosos.
Pero nada mejor que visitarlo para descubrir qué más secretos guarda.